A lo largo de los años, quien me sigue,
habrá podido leerme al decir, que con tal que se consuma vino, se haga de la
manera que sea, vino, sangría, vino de verano, vermut, o con gaseosa, depende
de la circunstancia y el gusto, defiendo siempre el consumo moderado del vino
en cualquiera de sus formas.
Partiendo de esto y
haciendo esta salvedad, me llama la atención lo expresado por uno de nuestros
más premiados y reconocidos chefs, David Muñoz, tres estrellas Michelin, en su
restaurante diverXO de Madrid.
Y es que, al ser un
revolucionario de la cocina, pretende también, en su restaurante, revolucionar
el vino y nos hace propuestas, cuando menos, atrevidas. No sé cómo sentará a
los clásicos del vino y a quien sea enamorado del vino tal cual.
Así nos propone
beber vino en pajita, con cucharilla para centrar toda la percepción en la
boca, saltando el paso por nariz.
O un vino “aliñado”
con aceite de pepitas de uva o esferas de wiski, tomar un priorato en una copa
mojada antes con un palo cortado; o un borgoña aliñado como una margarita con sal de gusano y jalapeños. Unas gotas de calvados sobre la lengua, y un riesling alemán con
escamas de sal maldón
Incluso, según pone en el artículo que he leído, referido a esto. Lo servirá en pipetas, en cucharas que el sumiller introducirá
directamente en la boca del comensal.
Ya digo que me creo
abierto a las nuevas ideas y apoyo el consumo del vino, sea como sea. Y esto lo
admito, creo que, personalmente no me sería muy cómodo que el sumiller me
metiera directamente una pipeta en la boca para introducirme el vino. Y eso sí,
me gustaría tener al lado un buen vino normal y corriente en su botella y copa,
para acompañar a la comida, experimentos aparte.
Creo que los más puristas,
a los que también les daría parte de razón, dirán, que al igual que la
tendencia clara de la buena mesa está en desvirtuar lo menos posible las
cualidades de los alimentos, pescados, verduras o carnes, luchando por los
alimentos del terreno, frescos y de temporada para sacarles su máxima
expresión. Igual podemos decir de los vinos, cada vez gustan más, quizá más
internacionalmente que en España, pero es una moda que se va introduciendo, el
vino tal cual, sin que la madera sea demasiado profusa, enmascarando el vino e
intentando sacarle sus auténticas expresiones varietales, frutales, intrínsecas
a su más pura naturaleza. Y si esa es la tendencia, lo que David pretendería,
está fuera de contexto.
Quizá como
experiencia, la comida de este magistral chef es eso, es una nueva experiencia,
que experimente con vino no es malo, que se hable del vino siempre es bueno, la
propaganda y publicidad que le está dando al vino es impagable, quizá aún más
si se sigue hablando de esto, si lo lleva a cabo y unos a favor, otros en contra, puede
llevarnos a discusiones, polémicas, que, ya digo, siempre son buenas para el
vino.
Yo prometo probarlo
y comentarlo.
Termino este
artículo sin más comentario que el poner uno de los poemas más cortos que
existen, es de Juan Ramón Jiménez y escueta y simplemente, dice:
¡No le toques ya más,
que así es la rosa!
que así es la rosa!
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