Llegamos
al final de la campaña 2015-2016 y es hora de hacer un pequeño resumen de lo
que ha dado de sí
En términos generales yo la calificaría de
positiva en la mayoría de los aspectos al menos. Hemos tenido unos vinos de
alta calidad, la uva llegó sana a las bodegas, en buen estado de maduración y
no ha habido problemas de importancia con los vinos de esta campaña, tanto en
blancos como en tintos.
Luego, cosa muy importante, ha sido una campaña
en la que todo el mundo ha salido bien airado de ella (les recuerdo que hablo
siempre en términos generales y siempre puede haber excepciones). El agricultor
cobró un precio por la uva digno, siempre se espera más, es lógico, pero creo
que el precio no estuvo mal del todo.
Los elaboradores han comercializado más o
menos bien su cosecha y han sacado un beneficio si se tiene en cuenta el coste
de elaboración. Ha sacado un beneficio, y más si contamos con un precio medio
de campaña, que es lo que hay que hacer. Ha habido altos y bajos, pero la media
del precio ha sido buena, quien haya vendido en el punto álgido ha sacado muy
buen provecho, pero, repito, quien haya vendido a lo largo de la campaña, ha
sacado una media aceptable.
Importante también ha sido la cantidad de
excedentes que arrastrábamos y que en esta campaña han descendido
considerablemente. Lo que nos indica también que los 44 millones de hectólitros
elaborados se han sacado al comercio sin grandes dificultades. A mejor o peor
precio, normalmente quien ha querido vender su vino, lo ha vendido sin grandes
problemas.
El precio ha evolucionado al alza, a principio
de campaña (recuerdo que es agosto, vino viejo por tanto) el vino estaba a 1,80
euros Hº más o menos el blanco y bastante más caro, el tinto, sobre 2,80.
Cuando se comenzaron a comercializar los vinos
ya del año, pongamos en noviembre, el blanco se sitúo sobre 2,20 y el tinto
sobre 2,75. Luego estuvo parado para a últimos de enero, primeros de febrero
sufrir en pocos días un importante incremento, situándose 2,70 el blanco y a
casi tres euros el tinto. Esto se debió al temor cierto que había de una
posible importante merma en la próxima cosecha debido a la enorme sequía que
arrastrábamos en otoño e invierno y que hacía suponer, con propiedad, que si la
primavera no era lluviosa, la cosecha sería un desastre. Hubo entonces una gran
actividad en demanda y compra que hizo subir el precio del vino en pocos días.
Luego la primavera no se portó mal y los precios han tenido unos meses
estables, con poco movimiento, pero sin bajadas. Quizá ahora, a última hora de
campaña estén cediendo algo los precios de los vinos, ya poco influirá en la
media de campaña ya que poco es el vino que queda en bodega libre.
Las exportaciones también se han portado bien,
incluso el consumo en algunas cotas y sectores se ha visto incrementado, cosa
que no sucede desde hace tiempo. Pero los mercados internos y sobre todo
internacionales se han portado bien y hemos colocado con relativa facilidad
nuestros vinos, por precio, calidad y circunstancias adversas de países
competidores, el caso es que hemos salvado la cosecha, a no muy mal precio e
incluso hemos reducido excedentes ¿Qué más queremos?
Por tanto creo que una campaña como esta la
firmaría casi todo el mundo. Desgraciadamente no todas son así y las hay
peores, aunque también mejores, Lo bueno de esta es que ha sido válida para
todos, y esto si es más difícil que ocurra todos los años.
Manzanares, 5 de julio de 2016
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