Llevo
varias semanas hablando del mismo tema, pero creo que debido a su importancia
merece la pena. Más cuando en estas semanas los datos han cambiado enormemente
y al cambiar estos datos, cambia totalmente la previsión que hay que hacer de
campaña
Efectivamente,
por una u otra causa los datos cambian, pegan un vuelco y por tanto, las
circunstancias y por ende, los planteamientos de campaña cambian también. No
hay que enfocar y tomarse la campaña igual al día de hoy, que hace un mes, ni
hace un mes igual que cuando dio comienzo la campaña.
Quiero
empezar diciendo, remontándonos a esos inicios de vendimia que parte del
posible recorrido y ganancia de esta campaña por parte de los elaboradores se
va a aquedar reducido por el precio pagado al final por la uva. No me meto en
el precio en sí, desde el punto de vista de que se merezca o no, o sea caro o
barato, no es ese el tema, pero claro, la uva se pagó al precio que se pagó
teniendo como datos y previsiones un desastre de campaña mermada enormemente
por la sequía, dato este que al final no se ha confirmado y que ha llevado a
error. Por tanto si la uva se hubiera pagado algo más barata al haber más
cosecha, el coste de elaboración sería más bajo y el posible recorrido del
precio del vino sería más amplio. A los precios de vino que ahora nos movemos,
la posible ganancia siempre será menor.
Una vez
dicho esto ¿Qué planteamiento nos debemos tomar?, pues la verdad es que es
complicado, en estos momentos no me atrevo a vaticinar nada, el vino puede
tomar cualquier camino hacia un lado, subiendo de precio, o a otro bajando. Me
explico: El vino, si nos ponemos nerviosos y, como vulgarmente se dice, el
vendedor se tira a la piscina, puede bajar de precio, es indudable. Si se va
vendiendo y tenemos el tirón que se espera, a lo largo de la campaña podría
subir, también es cierto. Puede por tanto pasar cualquier cosa, en función de cómo
nos adaptemos al ritmo de campaña.
Por eso
cada semana vuelvo a reiterar la tranquilidad y paciencia, templar nervios y
plantearnos que, como les vengo comentando estas últimas semanas, los factores,
casi todos, nos son favorables, tenemos menos excedentes, a nivel europeo y
mundial hay menos vino y sobre todo los países competidores están en peores
condiciones que nosotros para vender, por eso, aunque haya más cosecha, la podemos
defender sin excesivos problemas.
Eso si,
no podemos comenzar a ponernos fuertes en el aspecto de decir, como puede subir
no vendo, ya que entonces lo más seguro es que al final baje. Si entra un
comprador a la bodega, como luego dicen, que no se vaya sin el vino por culpa
de algunos céntimos arriba o abajo en el precio. Es decir: hay que vender vino.
La mejor forma de no equivocarse en campaña como esta es ir vendiendo una parte
cada mes o dos meses, y así coger un precio medio de campaña.
Y es que,
aunque no es demasiado complicado el comercializar, hay que reconocer que no es
lo mismo una cosecha de 40-42 millones que se preveía como mucho a una posible
de 46-48 que podemos tener si los datos se confirman, ya que la diferencia de
millones de hl es grande. Por eso quien antes no quería vender convencido de
que por la corta cosecha el vino subiría, ahora debe de hacerse otro
replanteamiento y vender vino para ir soltando lastre.