viernes, 25 de septiembre de 2015

La desidia de parte de la hostelería

En muy pocas cosas de la vida se puede generalizar, menos con todo un colectivo como la hostelería. No lo haremos desde aquí.

Hay bares, restaurantes, en los que el servicio del vino es correcto. Sin embargo, hay otros que dejan bastante que desear. A estos últimos me dirijo.
Podría ser un tema a tratar por parte de las bodegas. Dar cursos gratuitos a la hostelería sobre servicio, presentación y trato del vino. No haría falta mucho tiempo, tampoco hay que dar un curso de sumiller, pero sí las cuatro reglas básicas.
Hace unos días, por ejemplo, estando en Granada, ciudad en la que da gusto ir de vinos: con espléndidas tapas, rincones y donde no es excesivamente difícil encontrar sitios donde beberte un buen vino, tanto de la tierra, donde se están haciendo cosas más que interesantes, como de otras zonas de España. Establecimiento donde llama la atención el buen trato que se le da al vino, aunque el consumo de cerveza siga siendo prioritario. Quien ha estado de tapas en Granada sabe que esto es así. Por eso, lo digo y repito, no pierdo ocasión, cuando paso por esta ciudad, de ejercer esta gran costumbre que tenemos los españoles de ir de tapas, o de vinos, como me gusta llamarlo a mí.
Sin embargo, en esta ocasión, entré en un bar en el que me extrañó no ver vinos a la vista. Le pedí al camarero que me informara de qué vinos tenía.
  • - ¿Qué? -me preguntó extrañado.
  • - Que qué vinos tiene
  • - No sé…
Fue a preguntar. Al volver me dijo que algo de Rioja o de Ribera del Duero, pero que no sabía cómo estarían (al menos fue sincero). Le demandé un vino de la tierra. No lo tenía. Así que me pedí un tinto de verano que lo tenía de grifo en barra… Y me dio pena, mucha pena.
Hace también un par de semanas, en mi población, tierra endémica de vinos desde hace centurias. Pedí un vino de mi pueblo, pero especificando marca y variedad. Pero no lo tenían. En lugar del coupage de Merlot, Tempranillo y Petit Verdot, que yo había pedido, me ofrecieron otro de Cabernet Sauvignon y Shiraz, argumentando que “era lo mismo”. Acepté su sugerencia, pero le contesté que “no era lo mismo”.
Me miró con cara de “qué sabrá este”, mientras metía la copa en el grifo de agua fría que tienen para enfriar los vasos de la cerveza, y, completamente mojada de agua, sin que me diera tiempo a evitarlo, me sacudió el vino, en copa empapada de agua.
En mi población, no hace mucho, con motivo de unas jornadas de vino, quise darles unas explicaciones del servicio y me puse en contacto con la asociación que tienen, citando a todos los establecimiento hoteleros (más de 50), a un curso gratuito de media hora, sobre el servicio del vino. Lamentablemente no contestó afirmativamente ni uno.
Hay más ejemplos, lo vemos a diario, buenos y malos. Creo, sin duda, que un mejor conocimiento sobre el vino y su correcto servicio por parte de algunos hosteleros, redundaría en un incremento del consumo. Por eso animo a los grupos, y a las bodegas, que igual que dan catas de promoción, inicien esta promoción en bares y restaurantes y den algunos cursos sobre el servicio de vinos. Seguro que sería una formación beneficiosa para el sector.

Javier Sánchez-Migallón
Javier Sánchez-Migallón
Director  El Correo del Vino


jueves, 17 de septiembre de 2015

Denominación de Origen Uclés, compromiso continuo

Esta pequeña Denominación de Origen de la provincia de Cuenca, además de elaborar unos exquisitos vinos, mantiene un compromiso continuo con el sector.
Esta semana colabora con un proyecto digno de tener en cuenta, una apuesta por una vendimia sostenible utilizando algas para reducir los gases de efecto invernadero en la producción del vino. Estas algas, a su vez, servirán para abonar los mismos viñedos. De esta forma, se reutilizan todos los residuos de forma ecológica, con un ahorro económico importante y un respeto máximo por el medio ambiente.
Pero su compromiso no es sólo con la parte medioambiental. Vemos cómo a diario esta denominación no se cansa de colaborar con artistas, pintores y cualquier evento de índole cultural; social, colaborando con ONG; y con un sinfín de asociaciones y eventos.
¿Cuántas denominaciones, con un potencial económico mucho mayor, no realizan ni la mitad de actos y apoyos que esta DO?
Además, fue la primera denominación de origen en medir la huella de carbono.
Y es que no todo es vino, y si es vino, siempre se ha dicho que el vino es cultura, tradición, historia. El vino siempre ha estado ligado al mundo cultural. Cuántos poetas, cuántos escritores, cantantes, pintores y generadores de arte de cualquier tipo han loado en sus escritos, lienzos o canciones al vino y su entorno. Pues este mismo entorno lo patrocina y eleva la DO Uclés.
Solamente cuenta con cinco bodegas, casi podríamos decir que es una Denominación de Origen Vino de Pago, por lo reducido de su extensión.
Pocas bodegas, pocos vinos, pero de una calidad excepcional. No cabe duda que si todo esto no fuera respaldado por unos buenos vinos, nada tendría que hacer. Vinos reconocidos con premios y, lo que es más importante, por el público, vinos que se han sabido ganar un hueco en el mercado, vinos que se llaman por su nombre y que son conocidos en numerosos sitios. Vinos de reconocida y merecida fama, algunos considerados de los mejores de Castilla-La Mancha, tanto en gama alta, como mediana. Haciendo extensible a su provincia, Cuenca, esta fama, en muchos sitios he oído pedir un vino tinto de Cuenca, sencillamente con esa denominación.
En resumidas cuentas, un camino a seguir por su buen hacer, su compromiso y su continua lucha por mejorar y darse a conocer.
Todo, por supuesto, con el empuje de su presidente y el bien hacer del equipo, pequeño, pero comprometido, amable y trabajador, de su gerencia y relaciones públicas, con una amabilidad y simpatía, hasta contagiosa, difícil de igualar.
Es la primera vez que hago un artículo de este tipo, y habrá quien piense que el objetivo es bailar el agua, pero nada más lejos de la realidad. Me gusta reconocer las cosas bien hechas, siempre en defensa del vino, y tenía ganas de hacer mi pequeño reconocimiento a la Denominación de Origen Uclés que, sin duda, lo merece.

Javier Sánchez-Migallón 
Javier Sánchez-Migallón
Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino

viernes, 11 de septiembre de 2015

Situación del sector ante la campaña

Precios de uvas, vinos, expectativas de exportaciones, mercado doméstico interno. Estamos ante el comienzo de campaña y bien merece la pena analizar un poco el recorrido que puede tener

Empezando por las uvas, ya que ahí empieza también el vino, en el campo, en los viñedos, estamos, si no cambian las cosas con las lluvias, ante una buena calidad; sanas, con algo menos de grado y algo descompensadas de acidez total, por término general. De momento nada anómalo que no se pueda corregir, por tanto, buenas uvas que nos pueden proporcionar buenos vinos. Las uvas de secano, que daban miedo por su falta de madurez debido a la falta de humedad, en estos últimos días se están recuperando; hay que esperar a que lleguen a su punto óptimo de maduración, pero estimo que la mayoría no darán excesivos problemas, donde ha habido sequía.
Los precios que se han puesto de uvas, como siempre, baratos para el agricultor, caros para el elaborador. Como todos los años. No debo entrar en valoraciones personales, se han puesto los que tiene el vino a granel, más o menos, algo más altos que los del año anterior, para una cosecha que al final será por el estilo a la última, millón de hectolitros. Arriba o abajo, pero que, no olvidemos, se está recuperando. Este año hay sustanciales cambios, como el del pago de la uva a 30 días, que va a necesitar un enorme esfuerzo económico y financiero para todas las bodegas compradoras de uva.
COMERCIALIZACIÓN DE LA COSECHA
Si partimos de una cosecha similar a la del año pasado, no debería haber excesivas complicaciones para comercializarla. Los vinos de más calidad embotellados siguen con muy buenas perspectivas. Los graneles, siempre que los precios se contengan algo, también pueden tener recorrido, con algunas salvedades.
China, con la recesión que está teniendo y el continuo aumento de cosecha que tiene, puede reducir sus compras.
Rusia, por un lado está pidiendo vetos a la exportación de vino, y aunque no salga (lo más probable), sufren igualmente recesión, con la bajada del precio del petróleo y las buenas cosechas que parece que tienen los antiguos países satélites, sus primeros abastecedores de vino.
Argentina ha dejado uvas en las viñas, y tiene unos precios muy bajos de vinos, por lo que pueden competir en el sector de vinos más económicos.
Francia e Italia van a tener cosechas algo superiores a las del año pasado.
Todo esto hay que evaluarlo en el cómputo total, pero ya digo que, dentro de unos límites de precios de vino, creo que podremos sacar la cosecha sin excesivos problemas.
El vino en el mercado interior estará flojo, como siempre. Vinos embotellados de gama media o media alta, con algo de crecimiento, aunque es tan poco que no se nota apenas en el cómputo general; y vinos a granel tan flojos como siempre, con consumos a la baja o estables como mucho, poco se puede esperar de ellos. Más cuando, cada vez se necesitan menos ya que las grandes y no tan grandes bodegas tienden al autoabastecimiento con cosechas propias o compradas, y por tanto necesitan cada vez menos ir al mercado a adquirir vinos.
De igual forma hay que tener muy en cuenta los grandes grupos cooperativos que se están formando, que reforzarán mucho el sector vendedor al acaparar una gran parte de la producción nacional.
Una nueva cosecha, nueva campaña, nuevas ilusiones y esperanzas, que esperemos no defrauden a nadie.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Son empresarios, no delincuentes

No es mi intención ofender con este artículo, pero me creo en la obligación de romper una lanza a favor de las secciones particulares y empresariales de este nuestro sector.
Desde hace unas semanas, se trata al empresario particular vitivinícola, al bodeguero, casi como si fuera un delincuente, cuando el sector tiene mucho que agradecerle, desde hace mucho tiempo. Ahora parece que se va a por él, y es, sin lugar a dudas, un error. Perece que toda la legislación se está elaborando para beneficiar a todo el sector menos al particular.
No hay que olvidar que las rutas las abre siempre, o la mayoría de las veces, el empresario particular. El camino de las exportaciones, por ejemplo, lo han abierto nuestros abnegados empresarios; lo fácil luego es seguirlo.
Y escribo este artículo porque según la nueva normativa, la que obliga a hacer un contrato y a pagar la uva a treinta días, beneficia a todo el sector (cosa que me parece muy bien) pero a costa de perjudicar gravemente al empresario particular. No cabe duda de que la baraja que se le ha proporcionado para jugar no es la misma que tienen todos los demás integrantes del sector.
Con esta legislación los agricultores salen beneficiados. Me parece muy bien que tengan que saber el precio al que venden sus uvas, es lógico, pero no me parece tan bien lo del pago tan rápido que puede asfixiar a muchas bodegas, al tener que pagar la uva cuando puede que el vino ni siquiera esté terminado. Más cuando el resto de operadores, como las cooperativas aunque también es lógico, no tienen esa perentoria necesidad de pagar la uva a tan corto plazo. Es, sin duda, un quebranto que ya veremos si muchos bodegueros lo pueden aguantar.
Por tanto, no va este artículo contra los agricultores, ni contra el sector cooperativo; todos nos debemos adaptar a la legislación vigente y nadie tiene la culpa de que sea de esa manera, no. Pero igual que digo eso, también digo que la discriminación que sufre el empresario particular es muy grande, lo que puede llevar al cierre de muchas bodegas. Y esto nunca es bueno para nadie. Lo repito muchas veces: en este sector para que vaya bien, deben funcionar desde el primer al último actor, es decir, todos, todos tienen que tener su parcela y su parte de pastel en este negocio, no es bueno que ninguno de ellos juegue en desventaja respecto a los demás.
Y termino este artículo recriminando a muchos sindicatos agrarios la casi persecución que están haciendo al sector particular, amenazando con denuncias, arengando a los agricultores contra ellos, dando teléfonos para que el empresario sea denunciado.
No es la forma. Se les está suponiendo, por anticipado, que van a incumplir la ley. Esperen primero a que la incumplan y luego, como a todos, que se les aplique la ley, pero amenazar aunque sea de forma velada, y de antemano, no es de recibo.
¿Qué le queda al empresario para defenderse? El precio de la uva, quizá el descontar por un lado lo que les cuesta por otro. Y si hacen esto, que no lo sé, seguro que también se les echará todo el mundo encima.
Parece que hay una caza de brujas contra el empresario y esto no me gusta, seguro que no es bueno para el sector.
Javier Sánchez migallón Royo 
Manzanares, 01/09/2015