miércoles, 2 de septiembre de 2015

Son empresarios, no delincuentes

No es mi intención ofender con este artículo, pero me creo en la obligación de romper una lanza a favor de las secciones particulares y empresariales de este nuestro sector.
Desde hace unas semanas, se trata al empresario particular vitivinícola, al bodeguero, casi como si fuera un delincuente, cuando el sector tiene mucho que agradecerle, desde hace mucho tiempo. Ahora parece que se va a por él, y es, sin lugar a dudas, un error. Perece que toda la legislación se está elaborando para beneficiar a todo el sector menos al particular.
No hay que olvidar que las rutas las abre siempre, o la mayoría de las veces, el empresario particular. El camino de las exportaciones, por ejemplo, lo han abierto nuestros abnegados empresarios; lo fácil luego es seguirlo.
Y escribo este artículo porque según la nueva normativa, la que obliga a hacer un contrato y a pagar la uva a treinta días, beneficia a todo el sector (cosa que me parece muy bien) pero a costa de perjudicar gravemente al empresario particular. No cabe duda de que la baraja que se le ha proporcionado para jugar no es la misma que tienen todos los demás integrantes del sector.
Con esta legislación los agricultores salen beneficiados. Me parece muy bien que tengan que saber el precio al que venden sus uvas, es lógico, pero no me parece tan bien lo del pago tan rápido que puede asfixiar a muchas bodegas, al tener que pagar la uva cuando puede que el vino ni siquiera esté terminado. Más cuando el resto de operadores, como las cooperativas aunque también es lógico, no tienen esa perentoria necesidad de pagar la uva a tan corto plazo. Es, sin duda, un quebranto que ya veremos si muchos bodegueros lo pueden aguantar.
Por tanto, no va este artículo contra los agricultores, ni contra el sector cooperativo; todos nos debemos adaptar a la legislación vigente y nadie tiene la culpa de que sea de esa manera, no. Pero igual que digo eso, también digo que la discriminación que sufre el empresario particular es muy grande, lo que puede llevar al cierre de muchas bodegas. Y esto nunca es bueno para nadie. Lo repito muchas veces: en este sector para que vaya bien, deben funcionar desde el primer al último actor, es decir, todos, todos tienen que tener su parcela y su parte de pastel en este negocio, no es bueno que ninguno de ellos juegue en desventaja respecto a los demás.
Y termino este artículo recriminando a muchos sindicatos agrarios la casi persecución que están haciendo al sector particular, amenazando con denuncias, arengando a los agricultores contra ellos, dando teléfonos para que el empresario sea denunciado.
No es la forma. Se les está suponiendo, por anticipado, que van a incumplir la ley. Esperen primero a que la incumplan y luego, como a todos, que se les aplique la ley, pero amenazar aunque sea de forma velada, y de antemano, no es de recibo.
¿Qué le queda al empresario para defenderse? El precio de la uva, quizá el descontar por un lado lo que les cuesta por otro. Y si hacen esto, que no lo sé, seguro que también se les echará todo el mundo encima.
Parece que hay una caza de brujas contra el empresario y esto no me gusta, seguro que no es bueno para el sector.
Javier Sánchez migallón Royo 
Manzanares, 01/09/2015

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