El año pasado se autorizaron 4.173 hectáreas de
viñedo, que suponían el 0,43% de la superficie plantada en julio de 2015. Este
año han aumentado la cantidad.
El Ministerio
concederá este año 4.500 hectáreas de viñedo, un 7,8% más que las del pasado
año
Aun así, hay comunidades, como Extremadura, entre
otras, que piden que se autoricen más hectáreas hasta llegar al máximo
permitido.
A esto hay que añadirle las hectáreas que se van a
reestructurar y que pasaran de tener una producción baja, a unas altas cosechas
al ponerse en espaldera y regadío, siendo anteriormente la mayoría de secano,
por lo que a través de esta reestructuración, también se amplía en potencial
productivo.
Y así no debemos de extrañarnos que a lo largo del
tiempo tengamos cosechas record en España haciéndose difícil o imposible su
comercialización.
Los famosos y tantas veces comentados 60 millones de
hectólitros, cada día están más cerca de que se puedan producir en un año que
venga grande. Y a mí, más que esta sobre producción puntual y anual, me da más
miedo que vengan o dos o tres cosechas seguidas con producciones altas, altas
pero asumibles a lo que tenemos, por ejemplo, una cosecha de 50, otra de 55 y
otra de 53 millones de hectólitros. Nadie duda de que esto, al día de hoy, es
totalmente posible en España. Y las consecuencias, estoy seguro, serían
terroríficas.
Entonces volverán las quejas, peticiones de
arranques de viñedos, precios más que ruinosos de las uvas y del vino y pérdidas
importantes en todas y cada una de las partes del sector.
La pena es que esto no se esté pensando con
anterioridad y en los años de vacas más o menos gordas que llevamos,
alegremente se plantan, se transforman, solo con un único fin en la inmensa
mayoría de los casos, y es el de producir más y más.
Y como digo al principio, incluso se pide más por
parte de agricultores y sindicatos, y no está mal visto por los industriales,
en la seguridad de que a más producción tendrán mejores precios. Estoy seguro
que esos mismos que hoy piden más y más, probablemente en unos años pidan todo
lo contrario y protesten por las altas producciones y, consecuentemente, bajos
precios del producto.
Los que ya tenemos experiencia en esto del vino y
hemos visto casi de todo, sabemos que este mercado nos tiene acostumbrados a
los dientes de sierra, y que tras estar en la cima, vienen los valles, que
algunas veces son muy duros de sobrellevar. Y no aprendemos, y vamos, mejor o
peor en la montaña rusa de años de bonanza y años de honda preocupación por las
crisis enormes que padecemos.
Esperemos que los valles estén lejos y que el
aumento de consumo, y de comercialización sea capaz de hacer sobrellevar mejor
los tiempos peores, cuando lleguen.
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