jueves, 16 de marzo de 2017

El turismo del vino o el vino del turismo


No cabe duda que el enoturismo está de moda, va al alza, hay bodegas que tienen un filón de oro con él y muchas que se quieren subir a este carro que proporciona buenos beneficios en la mayoría de los casos. Sin embargo no todo es tan bueno ni tan bonito, tanto para las bodegas como para los enoturistas.
Tenemos grandes bodegas que por supuesto merecen la pena ser visitadas, Gonzalez Byass en Jerez se lleva la palma con más de 200.000 visitas anuales, tenemos el museo y bodega Vivanco en la Rioja, al igual que la bodega del Marqués de Riscal, joya de la arquitectura. En Cataluña Torres y la mayoría de las grandes bodegas de cava, también hacen sus visitas enoturísticas.
Hay muchas más, que como es natural no se pueden citar, pero que hacen un excelente papel dentro de lo que denominamos enoturismo, algunas con hotel integrado, otras solamente para ser visitadas,  que orecen una explicación de la bodega, visita a los viñedos y cata comentada de alguno de sus vinos, disponen a la vez de tienda donde los turistas pueden adquirir los vinos antes catados.
Estoy totalmente de acuerdo con esto, hace tiempo recuerdo que escribí diciendo que somos unos afortunados ya que el enoturismo es de los pocos negocios que no tienes que salir a la calle a vender, que son los clientes los que llaman a tu puerta, con la natural predisposición a comprar y aceptar lo que le digas.

Resultado de imagen de enoturismoAl amparo de esto han salido otras bodegas que se quieren montar en el tren del enoturismo pero sin saber ni poder, y esto hace daño al conjunto del enoturismo. Bodegas que no tienen prácticamente nada que ver se anuncian como enoturísticas y dan un servicio que ni vale, tanto por la bodega como por los vinos en muchas ocasiones.
De aquí viene que haya mucho recelo por parte del entusiasta enoturista que busca ver cosas que merezcan la pena y catar vinos que también merezcan ser catados.
Creo que esto debería comenzar a controlarse y, por ejemplo, igual que se catalogan los hoteles por estrellas, catalogar estos establecimientos por copas de vino o cualquier otra cosa, pero que quien vaya de turismo enológico sepa si va a un establecimiento de categoría o no lo va y en estas estupendas rutas enoturísticas que están haciéndose por pueblos, denominaciones y regiones españolas, se lleve un control y el cliente sepa si va a un sitio cinco copas, o a uno de una sola copa. Creo que esto ayudaría bastante a este negocio.
Digo esto porque últimamente he oído de todo, gente entusiasmada, con visitas fenomenales, con estupendas catas, buen trato y bodegas y viñedos dignos de ver, pero también me han llegado comentarios de todo lo contrario. Y la verdad es que es una pena que por unos pocos paguen muchos. Esto del enoturismo es una mina a explotar, está de moda, gusta, sirve para conocer vinos pero también pueblos, zonas, paisajes y creo que más que turistas que a la vez que hacen turismo, ven bodegas, tenemos la suerte de tener todo lo contrario: enoturistas que a la vez que ven bodegas y prueban vinos, aprovechan para hacer turismo. No es lo mismo.

Y ahora díganme ustedes que negocio tiene esta promoción y ventaja… 

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