Siempre he sido partidario de acotar el
consumo del vino en plan ortodoxo, inmobilista y cerrado. Apoyando que el vino
debe abrirse al consumidor en todas y cuantos más variados formatos. Pero lo
que si aclarar es lo que es vino y lo que no lo es.
Y es que esta semana sin
ir más lejos, me ha llamado enormemente la atención que he podido leer noticias
en las que se publicaban:
VINO DE NARANJA
VINO DE TOMATE
VINO DE LIMON
VINO DE ZANAHORIAS
VINO DE NUECES VERDES…
A todo esto hay que
añadir los vinos de colorines, vinos que al mover la botella crea efectos
psicodélicos de cobre, plata, oro, y no sé cuántas cosas más.
No me considero purista
en esto del vino, y, desde hace muchos años digo que hay que consumir vino,
como sea, a la manera tradicional, es decir, abrir botella, servir en copa y
beberlo en comida, bar, chateo o como sea. O de manera más desenfadada, es
decir, sangría, calimocho o tinto de verano, da igual y hay pocas cosas más
refrescantes y buenas (a mi modo de ver) que un bien preparado tinto de verano
cuando aprieta el calor. Y si la juventud toma calimocho, pues siempre habrá
quien le pueda gustar luego consumir un vino sin mezclarlo. O que lo siga
mezclando cuando y cuanto quiera.
Dentro de esto puede
haber y entrar mucho de lo que en un principio pongo, bebidas con base
procedente de la uva, bien de baja graduación, mostos parcialmente fermentados,
vinos aromatizados, etc. ¿Estoy en contra de esto? No, de ninguna manera, todo
lo contrario, sigo manteniendo que tanto el vino como lo que se pueda sacar
procedente de la uva siempre será un apoyo a nuestro comercio, a nuestro
sector, a nuestros agricultores…
Quizá el problema sea de
nomenclatura en algunos casos, y en otros, y es lo que me irrita, que se sirvan
del vino para promocionar su producto, que será mejor o peor, pero que en
ningún caso es vino.
En los ejemplos que les
he puesto arriba, hay cuatro productos que no tienen nada que ver con el vino,
y que son, vino de zanahorias, de tomate, vino de Naranja y de Limón. Y aquí es
donde debería entrar toda la fuerza administrativa contra quien así lo denomina
(si no en botella, si en propaganda), ya que es un engaño al consumidor.
Les recuerdo que según
nuestra legislación Vino es aquella bebida que procede de la fermentación del
zumo de uva. Por tanto una bebida procedente de la fermentación de zumo de
naranja, limón, tomate o zanahoria, no tiene nada que ver con el vino y se debe
perseguir en beneficio del sector y del consumidor. Es cierto que algún vino de
estos, de naranja, limón, etc. es también vino con maceración de naranja,
limón… pero cuando menos desvirtúa, a mi entender, lo que se denomina,
legalmente vino y se debería indicar o anunciar de otra manera.
Luego está el quinto
ejemplo, cuya base si procede de la uva y se elabora mediante una maceración. No
sé si en términos legales se le pueda llamar vino o no, le pasa como al vermú,
es vino con diversas hierbas y esencias maceradas. Pero es al fin y al cabo
vino.
El resto, los mostos
parcialmente fermentados, sean blancos, tintos, o que lleven colorines o
efectos asociados, pero en los que en ningún caso pone vino en la botella, pues
me parece bien, es una bebida que puede agradar a mucha gente, al igual que los
frisantes, con burbujas, bien elaborados, pueden ser un perfecto sustituto a la
cerveza en los días calurosos que se nos avecinan, eso sí, por favor, que nadie
le diga que son vinos de mujer, que es entre otras muchas cosas, irritante, al
menos para mí.
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