Atrás
quedaron las vendimias en las que la incertidumbre de los precios, traspasaba
los primeros días de corte de uvas, y hasta, algunas veces ya entrada la
vendimia no se sabía a qué precio se pagaría la uva, con la consiguiente duda
tanto para agricultores, como elaboradores y compradores
Hoy, gracias a la
legislación, vigente, cuando se lleva un remolque de uvas a la bodega se debe
saber el precio al que se vende o compra. A mi modo de ver es bueno, ya que
desde el principio todo el mundo sabe con qué cartas cuenta para jugar, el
agricultor sabe lo que va a cobrar, el elaborador a qué precio compra y, por
tanto, a qué precio puede vender y el comprador, igualmente, si el precio de
compra será el generalizado o no. Antes, recuérdenlo, se hacían compras y
ventas un poco a ojo, con el consiguiente posible quebranto económico para unos
y otros.
Una vez sabido el
precio, vemos este año, que ha habido una aceptación más o menos generalizada.
Los sindicatos agrarios y agrupaciones de agricultores han formulado sus quejas
por él, según ellos, bajo precio, pero lo han dicho con la boca pequeña, es
decir, su papel es no estar nunca conforme con el precio que se ponga, sea el
que sea, pero como lo esperado era esto, y el precio no es malo del todo para
nadie, una vez constatada su queja creo que no llegue a más, al menos en lo
general, siempre hay excepciones, pero creo que se ha aceptado con buen grado
por todos.
Y es que este año
impera la continuidad. Un cosecha similar a la pasada, mermada por la sequía,
que puede ser algo superior, o hay quien apunta a inferior, pero sea cual sea
ni estamos ante una cosecha grande, ni ante un desastre de cosecha. Esto nos
lleva a que lo normal es que el precio de los vinos salga igual que el año
pasado, y la continuidad vuelva a ser la tónica de este año.
Y si analizamos
esta “continuidad” a todos les ha satisfecho, quizá en diferente grado, pero
nadie ha salido del todo mal en esta campaña y puede ser el fiel reflejo de
esta próxima. El agricultor, más o menos sacó el cuello, como se suele decir, quien
ha adaptado sus viñedos y los ha mecanizado, a este precio le saca algo de
dinero a las viñas. Por supuesto quien tiene secano de dos kilos no lo saca. El
elaborador ha vendido su vino, en primer lugar sin problemas, ya que quien más
o quien menos, semana más o menos, cuando ha querido venderlo lo ha vendido. Y
el precio que ha obtenido por ese vino le ha permitido sacar un beneficio a su
elaboración. Y el industrial, comprador y exportador ha tenido la misma
circunstancia, no ha tenido problemas excesivos a la hora de comercializar el
vino y le ha sacado un beneficio a ese vino. Por tanto todos más o menos
contentos.
Con estos precios,
como digo, comenzamos la campaña con la continuidad del pasado año, por otro
lado no hay dos campañas iguales, el pistoletazo de salida ya está dado, y no
viene con malas perspectivas, ahora el tiempo y la campaña nos dirá como se
desarrolla, pero no tenemos malos comienzos, puede ser otra buena campaña para
todo el mundo. Y esto, créanme, me alegra enormemente. Los años en los que una
parte del sector se ve perjudicada nunca son buenos para el conjunto del mundo
del vino
Manzanares, 6 de
septiembre de 2016
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