miércoles, 10 de febrero de 2016

Modernizar el mundo del vino

Modernizar  el mundo del vino
Hace unos días leímos un artículo en donde se informaba que iba a haber una reunión de enólogos y catadores para unificar criterios en cuanto a la nomenclatura y adjetivos que se deberían usar en las catas de vinos, para que todos califiquen con los mismos o parecidos términos todos los vinos a la hora de catarlos, se supone que ante un público, o a la hora de escribir una ficha de cata.

No es mala idea, al menos a mí no me lo parece, unificar criterios siempre es bueno, más de cara al público, al neófito o al entendido. Y, de paso, eliminar algunas referencias que puedan sonar a cursis, casi a pedantes en algunas ocasiones, afortunadamente cada vez menos, ya que hemos tenido que oir y leer calificaciones de características, aromas, sabores de vino que mejor no ponerlas ya que no se trata este de un artículo para reírse, y menos para descalificar algo tan hermoso como es el vino y su mundo.
Quizá precisamente por eso, que ya digo que tiende a desaparecer, hayamos creado en torno al vino ese halo de misterio, de sapiencia suprema, que asustaba al consumidor, al amante pero no entendido del mundo de los vinos, que era y es incapaz de sacar el aroma o la boca de “cuero de silla de montar inglesa” o de “mantequilla cortada con cuchillo de plata”, como personalmente he oído y leído.

A lo que este artículo se quiere referir, además de lo antes expuesto, es también que habría que unificar, o mejor, lo contrario, separar otro aspecto del mundo de los vinos. Y es que el otro día leía también que en concursos, catas, calificaciones, etc.  Se había estrechado mucho la forma de calificar los vinos. Esto se debía a que más o menos siempre los criterios a calificar son los mismos, hay un estándar de vino sobre el que se tiene que amoldar todo vino. T se hablaba de catadores que se “alejaban” del estándar predefinido y por tanto no valían para catar en concursos, calificaciones, et.
Mi idea es precisamente la contraria, si estamos encasillando un modelo de “vino perfecto”, estamos ciñendo demasiado el mundo del vino, y nunca un vino moderno, diferente, estará “bien visto”, o bien calificado en un concurso. Puede ser que en algunos casos no lo merezca, pero también puede ser que sea una tendencia nueva y se aparte por no amoldarse a los cánones prefijados.
Creo que hay que abrirse, que los encorsamientos, no son buenos, todos sabemos que hay vinos que casi “se hacen” para ser calificados por algún célebre gurú del vino internacional. Con esto estamos logrando hacer un tipo de vino que le gusta a mucha gente quizá, sí, pero que nos encierra en un círculo cada vez más pequeño.
El mundo del vino hay que abrirlo, modernizarlo, dejarlo expresar a su manera y que sea el consumidor quien juzgue, no caigamos en el ya viejo caso de tener que decir al que lo bebe, lo que debe de beber, lo que es bueno y lo que no. Esta postura la tenemos desde hace mucho tiempo y no funciona, a la vista está.
Más ahora, que vemos con alegría que el consumo de vinos aumenta en España, si de verdad está despegando, es cuando tenemos la oportunidad de abrir puertas y ventanas y que entre el aire fresco en nuestro, a veces anquilosado sector.

Manzanares, 9 de febrero de 2016

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